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jueves, 7 de enero de 2010

Subdesarrollo en estado puro

Hacer uso del transporte público en Guayaquil es una auténtica experiencia del tercer mundo. La falta de cultura cívica, el irrespeto y la viveza criolla entre transportistas y pasajeros no son otra cosa sino subdesarrollo en estado puro.

El supuesto servicio, en realidad es un atropello y un verdadero atentado a la dignidad humana:
buses en mal estado e incómodos, con aspecto antihigiénico y en compañía de la infaltable música a todo volumen. Conducidos por choferes con pésima educación vial, quienes con su comportamiento grosero e irrespetuoso hacen caso omiso de las respectivas paradas de bus, dejando a los pasajeros “al vuelo” en cualquier esquina (en el mejor de los casos) o bien, en plena calle (como comúnmente suele suceder) sin medir el riesgo y los eventuales accidentes que esto puede ocasionar.

Si a esto se suma el
peligro inminente de la delincuencia, no resulta difícil imaginar el sistema verdaderamente caótico que tenemos que soportar los guayaquileños que andamos a pie.

La
Metrovia, inaugurada en julio del 2006, se presentó como una alternativa bastante interesante respecto al problema del transporte público. Pienso que es un sistema digno y justo, aunque en mi criterio muestra algunas deficiencias: la desinformación en cuanto a los horarios y frecuencias de las rutas alimentadoras, la eterna fila de los torniquetes al ingreso y también, de vez en cuando, los problemas técnicos que ocasionan que los articulados se detengan entre paradas por varios minutos, mientras van llenos de pasajeros.

Lamentablemente, aquellas actitudes enemigas del progreso como la falta de cultura cívica y la viveza criolla de los pasajeros aparecen aquí nuevamente, traducidas en empujones en las filas, casos de hurto al interior de los articulados y sobretodo en el irrespeto permanente a los asientos de color amarillo asignados exclusivamente a las personas de la tercera edad, mujeres embarazadas y discapacitados, cuando cualquier cristiano decide arbitrariamente ocupar estos asientos. Siendo realista, nuestra cultura popular es así y sin educación difícilmente cambiará.

Sin embargo, tengo la impresión de que el sistema puede mejorar mucho más. ¿Cómo? Sería bueno que el equipo directivo de la Metro tome como referencia al
TransMilenio de Bogotá y adopte algunos de sus procedimientos en cuanto a información de recorridos en la página web, puntualidad en las paradas y uso de tarjetas magnéticas al ingreso, que harían desaparecer las enormes filas fuera de las paradas a la espera del botoncito verde para cruzar el torniquete, entre otras recomendaciones.

Aprendiendo y adaptando las mejores prácticas de sistemas similares en otras partes del mundo, produciría un beneficio enorme en los usuarios de este servicio que debe ser fortalecido y mejorado. Esperemos que así sea.

7 comentarios:

Ernesto Yitux dijo...

El problema con la Metrovía es si nos ponemos a pensar es una especie de nacionalizaciòn de la industria. Se eliminaron muchas cooperativas privadas, para dar paso a una compañía concesionada al gobierno local. Monopolio puro y duro! Estoy en el trabajo, luego debatimos con tiempo. Saludos

Claudio Vaca Intriago dijo...

Lo malo de la metrovía, como del Ecuador son los ecuatorianos que no tienen el mínimo nivel de educación para poder convivir en paz y tranquilidad, yo como muchos tengo vecinos indeseables, que escuchan a todo volumen música y dicen que lo hacen porque están en su casa, en cualquier país del mundo van a la cárcel por hacer ruido y no respetar la paz de los demás, y así podemos seguir, en muchos aspectos somos como país lo que nosotros como ciudadanos merecemos, nada más buen post, un saludo....

Gustavo Izurieta dijo...

Así es, lamentablemente aunque mutemos del deficiente transporte público que vivíamos a diario (que aún hoy debemos usar hasta que termine la transición del servicio en 2020) a este sistema de Metrovía con varias innovaciones, la cultura popular de los usuarios y hasta del personal de servicio en las paradas es la misma, y por lo tanto el desorden y la viveza criolla seguirán vigentes.

Con respecto al planteamiento de Yitu... ¿No son monopolios públicos los sistemas de transporte masivo en las grandes ciudades del resto del mundo?

Mario dijo...

Sea o no sea monopolio público, eso es lo d menos... lo q realmente importa es como los ciudadanos se transporten (seguridad, comodidad, precio, etc). Lo que si puedo decir que tanto en la metro y en las busetas no existe comodidad ni respeto por nadie y eso se debe a la falta de cultura que hay en este pais.

Ernesto Yitux dijo...

No conozco ninguna gran ciudad del resto del mundo, pero imagino que hay de todo. Si los sistemas de transporte masivo, son controlados por el Estado, pues obviamente que son un monopolio público.

Todo servicio brindado o consesionado exclusivamente por el Estado es un monopolio y a eso se debe su ineficiencia, en comparación a si fuera de iniciativa privada. Al menos eso es lo que dicen los teóricos radicales del libre mercado.

Volviendo a la realidad, hace muchos años, en Guayaquil competían muchas cooperativas de transporte "público" (es decir masivo); existían ya suficientes regulaciones saltadas generalmente gracias a nuestra costumbre ilegalista. Cuando el Municipio empezó su proceso de maquillar a Guayaquil, se decidió interferir aún más en este mercado. ¿Te acuerdas que los buses antes eran de colores y se les obligó a pintarse blanco y azul, y que muchas líneas ya no podían pasar por determinadas calles? Unos años más tarde se inaugura el sistema Metrovía, sacando del mercado a muchas cooperativas, incluso a pesar del reclamo ciudadano. ¿Te acuerdas de las protestas en el Guasmo y en la Floresta, cuando fue arrestado y enjuiciado Jorge Gilbert? En unos años más, ya no habrán cooperativas de buses, toda la ciudad se manejará bajo un sistema de transporte centralizado en una sola empresa; los ciudadanos seguiremos iendo como sardinas y quien está detrás de esa corporación tendrá mucho más billete.

Eso se llama mercantilismo, o en palabras de Jorge Valín "socialismo para ricos".

Saludos

Gustavo Izurieta dijo...

No necesitamos teorias radicales sino servicios que realmente funcionen y sirvan a la gente.

Este sistema estara listo antes del 2020 y por una monedita nos permitira recorrer toda la ciudad... acaso eso no es bueno para los guayaquilenos?

Recuerdo perfectamente todo lo que has comentado, como olvidarlo! Asi como recuerdo las 3 veces q me robaron dentro de una buseta y los constantes abusos de los choferes que alguna vez casi me cuestan un accidente! Definitivamente se trata de gente que no sabe servir a sus pasajeros de una manera civilizada, entonces como voy a respaldarlos?

En todas partes el sardinero es igual, no le veo nada del otro mundo... ademas son 25 centavos, que cubren una necesidad basica de transportacion! si la gente quiere mas comodidades entonces q se pague un taxi!

Por cierto, la gente de los barrios como la floresta y el guasmo, en su mayoria son personas q carecen de formacion academica, por lo tanto sus criterios pueden estar basados en el inmediatismo del corto plazo, no en soluciones que cambiaran su vida y la de sus vecinos en el largo plazo!

Anónimo dijo...

En mi opinión el servicio es centralizado por que ninguna cooperativa desea asumir las pérdidas que causa el sistema.
En los últimos años todo ha ido incrementando su costo menos el servicio de transporte público que el estado decidió mantener en 25 centavos. Las unidades de transporte requieren una gran inversión en mantenimiento, esto también gracias a lo que Uds. Llaman falta de cultura en las personas, por lo que este ya no es un negocio rentable.
Solo deberían de tomar en cuenta cuanto gasta cada uno al mes en su vehículo, y súmenle la cantidad de repuestos que requieren un vehículo que presta servicio 7 días a la semana 12 horas al día.
Y también creo que todas las personas involucradas en este servicio merecen respeto a nadie le resulta fácil lidiar con personas irrespetuosas a diario ya que no son solo los usuarios los que son agredidos sino también los choferes que tienen que aguantar toda clase de insultos en su jornada laboral.

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