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viernes, 26 de marzo de 2010

Hijos de la Burguesía

No hace mucho, durante una presentación de proyectos en la universidad, me ocurrió un incidente bastante desagradable con un compañero de aula, perteneciente a una de las familias más influyentes del país.

Al final del evento, los participantes del mismo fuimos invitados a posar para la foto del recuerdo. Este señor, en actitud prepotente, tuvo el arrebato de empujarme con la intención de impedirme el paso a la foto, ante lo cual, inmediatamente protesté. Sorprendido ante mi justo reclamo, este pobre ser humano no hizo más que escupir más prepotencia. ¡Tremendo! Cabría preguntarse: ¿Dónde queda el respeto hacia los demás? Y por supuesto también, ¿Dónde están las normas básicas de convivencia?

Debido a que tuve el privilegio de estudiar en reconocidos colegios (en uno jesuita, especialmente) y desde hace más de 10 años tengo la fortuna de vivir en una urbanización privada, he podido palpar en directo y conocer a fondo a la nueva generación light guayaquileña. Gracias a Dios, a pesar de haber vivido entre ellos tantos años, no comparto su esencia ni mucho menos sus valores.

Aunque nuestro “querido” presidente los llame Pelucones, yo prefiero denominarlos tal como lo que son: hijos de la burguesía. Becados de la vida que se criaron convencidos de estar por encima de la ley, gracias al poder del dinero y las influencias, en medio de prepotencia, soberbia, excesos, libertinaje e impunidad.

La mayoría son hijos de exitosos empresarios, políticos y profesionales quienes absorbidos por su trabajo encomiendan –sin querer– su crianza a niñeras, empleadas domésticas y hasta a choferes. Esta situación origina un crecimiento carente de cariño, el mismo que es recompensado a través de bienes materiales, lo cual a largo plazo termina creando un patrón material-afectivo que en algunos casos, los terminará acompañando por el resto de sus vidas.

Así mismo, van convirtiéndose en gente cabeza hueca con muy pocos valores morales y éticos, que muchas veces desconocen la amistad verdadera e ignoran por completo los pequeños detalles de la vida. Tienden a rodearse de gente con los mismos síntomas, formando círculos bastante cerrados y hasta cierto punto, impenetrables. Pero también, debido a su posición económica y social, no sería extraño observarlos rodeados de falsos amigos, quienes en realidad son adulones interesados (particularmente en mi universidad a esa clase de gente se la encuentra en abundancia… obsecuentes a más no poder, son una lástima). Además, tienen relaciones amorosas marcadas por la inestabilidad y el materialismo.

Se refugian en el bienestar y el placer de sus pequeñas burbujas, rodeados de comodidades y alejados completamente de la realidad. Es sin duda, un mundo de apariencias donde por ejemplo se premia socialmente el tener autos de lujo y enormes residencias, muchas veces teniendo poca importancia como fueron conseguidos esos bienes, es decir si se incurrió en prácticas corruptas, fraudulentas o ilícitas para conseguirlos.

Aunque estoy acostumbrado a convivir con estas situaciones casi a diario, hay casos que todavía no dejan de sorprenderme. ¡Llega un punto en que digo no más! Necesito escribirlo, compartirlo. Me veo en la necesidad de crear conciencia.

Es una pena ver el desperdicio de dinero, contactos y demás recursos de muchas estas personas: en lugar de vivir en la nebulosa pensando solamente en banalidades, podrían ser un aporte extraordinario de servicio a los demás. ¡Cuánto podrían ayudar a construir una mejor sociedad! Lamentablemente, son los últimos en enterarse de aquello.

4 comentarios:

kristian fabre dijo...

como vas loco, es verdad lo de la generacion ligh yo estudie en el colegio espiritu santo y tenia una situacion economica buena por problemas familiares deje ese colegio y fui a varios economicos y a peasr de haber estudiado 6 años en el espiritu son msi amigos de esos clegios economicos ( estuve en 4 ) los que me saludan en las calles.
y por efectos de mi trabajo; diseño pags web me he encontrado con compañeros de mi primaria y me doy cuenta que la gran mayoria trabaja en las empresas de sus padres lo cual esta muy bien pero a ninguno lo veo emprender algo nuevo.

bueno saludos y felicitaciones
yo tambien ando por guayaquil y algun momento te mandare algun material

suerte¡¡

atte
kristian fabre

Gustavo Izurieta dijo...

Kristian, gracias por visitar mi blog!

Muy buena tu música, una forma bastante original de mostrar desacuerdos con el conservadurismo que impera (y se nos quiere inculcar en sobremanera) en esta ciudad.

Cabría preguntarse entonces: ¿Guayaquileño que chucha te pasa? ¡Tu ignorancia cotiza al alza!

Saludos!

Claudio Vaca Intriago dijo...

jajajaja buena esa pregunta, y la afirmación esta mejor, es que estamos en un medio donde la ignorancia es la que manda, vamos mal, ahhh esos hijos de ..... la burguesía, jejejeje, los pelucones, no se les puede pedir mas, yo conozco a varios de la universidad, a los que no les interesa su vida, peor lo que pasa a su alrededor, que se puede hacer contra eso?, la respuesta es nada, sigamos así, vamos al despeñadero, nada mas, un saludo...

Anónimo dijo...

Este es Guayaquil... la ciudad más déspota del Ecuador... que creían... esta ciudad destila arrogancia, facismo y amor al dinero... eres siempre medido por lo que tienes o presumes que tienes... por eso, en esta ciudad arderá Troya cuando los pueblos marginados se levanten

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